- Los crímenes de la Rue Morgue.
- La sombra de Sherlock Holmes.
- La dama del crimen.
- El antihéroe americano.
- El nacimiento del cine negro.
- Una tormenta perfecta.
- La evolución del cine negro.
- La escuela escandinava.
- El siglo XXI y los nuevos horizontes de la novela y el cine negro.
- Cine negro, reflejo de la miseria del mundo en que vivimos.
Los crímenes de la Rue Morgue
En abril de 1841, un solitario y desconocido escritor llamado Edgar Allan Poe envía el relato Los crímenes de la Rue Morgue a la revista americana ‘Graham´s magazine’, con la leve esperanza de ganar algo de prestigio y reconocimiento en el ambiente literario de la época. Es así como Poe planta la semilla del fenómeno policiaco y el posterior cine negro.

Los crímenes de la Rue Morgue (1841) cuenta la historia de unos misteriosos asesinatos cometidos en una conocida calle de París utilizando por primera vez el recurso narrativo conocido como «el misterio de la habitación cerrada» y resuelto por el inteligente y analítico investigador August Dupin. Luego vienen El misterio de Marie Rogêt (1842) y La carta robada (1844), donde Dupin sigue resolviendo descarnados crímenes utilizando su lógica abstracta.
Poe, sin sospecharlo, y años después de su misteriosa muerte en Baltimore, provocaría que estos primeros relatos policiacos modernos influenciaran sobre toda la literatura posterior, también con multitud de representaciones teatrales y cinematográficas como las de Roger Corman a lo largo del siguiente siglo.
La sombra de Sherlock Holmes
Será el escritor y médico Arthur Conan Doyle, quien desde Edimburgo y a finales del siglo XIX, siga el camino marcado por el maestro de Boston, con personajes más luminosos en una época racionalista en la que se pensaba que estudio, inteligencia y método científico podían resolver los problemas del ser humano.

Arthur Conan Doyle (aunque es autor también de poemas, teatro y novela histórica) crearía a finales del siglo XIX en plena era victoriana de los Wilde, Stocker y Stevenson, a Sherlock Holmes, el detective más famoso de la historia. Un morfinómano que toca el violín, que comienza en su Estudio en escarlata, famoso por su inteligencia superior, capacidad deductiva y de observación y que anda siempre acompañado en sus aventuras por el doctor Watson. Se trata de un detective que muchos años después también aparecerá reflejado en numerosas películas y obras de teatro, como en la melancólica La vida privada de Sherlock Holmes (1970), del genial Billy Wilder.

La dama del crimen
A principios del siglo XX surge la dama del crimen, una joven británica llamada Agatha Christie que, tras leer La dama de blanco (1859) y La piedra lunar (1868) de Wilkie Collins, escribe más de sesenta novelas policíacas y obras teatrales. Páginas llenas de misterio y crimen resueltas de una forma brillante tanto por Jane Marple como por Hercules Poirot, representado por el inmortal actor Peter Ustinov en títulos del cine negro como Muerte en el Nilo (1978), Maldad bajo el sol (1982) y Cita con la muerte (1988); o también por el nominado al Oscar Albert Finney en la aclamada Asesinato en el Orient Express (1974) de Sidney Lumet.

Christie será la formadora de otro británico, el maestro del suspense Alfred Hitchcock, que hará su propia versión del género policiaco en una de sus obras maestras: La soga (1948); rodada en plano secuencia y con James Stewart como el inteligente investigador. El director nos introduce en la escena de un asesinato para intentar resolver un supuesto crimen perfecto.

El antihéroe americano
En un principio, la novela pulp no estuvo bien vista por la crítica literaria, considerada entonces como un género decadente. Pulp significa pulpa en inglés y es un término que hace referencia al papel barato de las primeras publicaciones policíacas que aparecen en los años 20 en varias revistas americanas como la histórica ‘Black Mask’, y ese mismo concepto se tenía del género en sus inicios, es decir, como algo barato de fácil consumo pero de poco valor artístico.
La crisis del 29 y la gran depresión llenan las calles de los centros urbanos de todo Estados Unidos de traficantes de alcohol, maleantes y bandas de atracadores como las de Al Capone en Chicago, retratada de forma impecable por Los intocables de Elliot Ness (1987) de Brian de Palma, con Robert De Niro interpretando al histórico capo.

Ese ambiente social de corrupción y de violencia será el caldo de cultivo idóneo para el surgimiento de la gran novela negra americana y de su triunfo definitivo con dos grandes referentes: Raymond Chandler con El largo adiós (1953) y El sueño eterno (1939), con una prosa irónica y dinámica; y Dashiell Hammett con El Halcón maltés (1929) y Cosecha roja (1929), mucho más frío y sobrio, que nos presenta a un detective que recuerda a veces a un antihéroe, lleno de nihilismo, con una nueva percepción de la realidad y del entorno y con una extraordinaria capacidad de sobrevivir al infierno de intereses que le rodea.
La regla es clara: todos los personajes se mueven por el egoísmo y caen por su propio peso, el detective lo sabe todo desde el principio y mueve las piezas hasta resolver el caso. Todos estos títulos llegarán a España de la mano de Ediciones Bruguera, junto a otros como los de James M. Cain como El cartero siempre llama dos veces (1934).

El nacimiento del cine negro
Las páginas de misterio y crimen pasan a la gran pantalla y se transforman en cine negro. Desde sus inicios con la mítica Scarface (1932) de Howard Hawks, finalmente esos locales llenos de humo y envueltos en la emergente música blues y jazz acabarían triunfando gracias a las fantásticas adaptaciones cinematográficas de John Huston y Hawks.
Con Humphrey Bogart interpretando a los detectives Philipe Marlowe y Sam Spade respectivamente, y con la participación en los guiones del propio Raymond Chandler y William Faulkner, con una réplica años después de Jean Pierre Melville en Francia y con Alain Delon convertido en un samurái. Películas que reflejan a la perfección aquellos ambientes como El buscavidas (1961) de Robert Rossen o Sed de mal (1958) de Orson Welles.

Atmósferas llenas de tristeza desde bares y cafeterías que recuerdan inevitablemente a los cuadros de Edward Hopper. Cabe destacar que en este cine forma una parte especial la enigmática, hermosa y siempre brillante mujer fatal, que se mueve como un elegante pez a través de esas aguas oscuras, interpretada por magníficas actrices como Joan Crawford, Lauren Bacall o Rita Hayworth.
Una tormenta perfecta
Surge en los cincuenta la novelista Patricia Highsmith con Extraños en un tren (1950) o El talento de Mister Ripley (1955). Con historias cada vez más amargas y el mundo tiñéndose de negro y dejando al lector con el corazón roto. Poco después aparecen películas como la trágica China Town (1974) de Roman Polanski o The French Connection (1971) de William Friedkin, al tiempo que llegan las novelas protagonizadas por el detective Pepe Carvalho del español Manuel Vázquez Moltalbán, o la serie de novelas del comisario Montalbano -en homenaje al escritor español-, del italiano Andrea Camilleri.

Moltalbán refleja a la perfección la compleja situación social española en plena transición, en una obra con marcados tintes políticos. Por esa época el realismo mágico latinoamericano tocará el género en varios cuentos, como La muerte y la brújula (1942) de Jorge Luis Borges, el cual además, colaboró con su íntimo amigo en la publicación de más títulos, el también argentino Adolfo Bioy Casares.
Luego surgen Leonardo Padura y su detective Mario Conde desde La Habana y Michael Connelly con Harry Bosch desde Los Ángeles. Puede que el nuevo planteamiento del género sea saber primero quiénes son los buenos y segundo si se merecen ganar.
La evolución del cine negro
Poco a poco, miles de autores por todo el mundo llenan páginas con ardor, llenas de asesinatos y desapariciones, humo de cigarros, asesinos siniestros, mujeres misteriosas y frases lapidarias. Por todos los rincones del planeta, desde grandes urbes a pueblos o lugares aislados, repletos de misterios y secretos. Y el género arrasa allá dónde va.
Parece que no existe la justicia sobre la tierra, pero que todos los autores la buscan a través de sus personajes desesperadamente. Las reglas del género de atracos, subgénero narrativo heredero de la novela policíaca, las marca Stanley Kubrick en The Killing (1956). La norma es sencilla: primero se planea un atraco y después todo sale mal. Casi cuarenta años después, Tarantino resucita un género malgastado en su monumental Reservoir Dogs (1992).

En los años noventa llegan otros títulos cinematográficos enormes como Seven (1995) o Sospechosos habituales (1995), una gloriosa adaptación de L. A. Confidential (1990) de James Ellroy. También el tremendo remake de Scorsese de El cabo del miedo (1991) o la tenebrosa Muerte entre las flores (1990) de los Hermanos Coen.
La escuela escandinava
A finales del siglo XX, surge desde el norte de Europa una auténtica revolución del género a atmósferas más turbias y bajo un cielo cada vez más oscuro. En estados idealizados por su aparente perfección social, surgen historias llenas de terribles abusos sexuales, corrupción y violencia, con una marcada profundidad psicológica heredera del teatro de Ibsen o del cine de Bergman.
Esta ola llegar desde la fría Escandinavia, cubierta de hielo y oscuridad, surge con la exitosa saga Millenium (2005-2007) de Stieg Larsson o de las asfixiantes novelas de Henning Mankell y su Kurt Wallander; Camilla Läckberg desde Suecia, Jo Nesbo desde Noruega o Los casos del Departamento Q de Adler-Olsen en Dinamarca.

El objetivo no es otro que denunciar la doble moral dentro de una sociedad con un maquillaje de bondad, pero con un trasfondo siniestro, retratando de una forma impecable el espíritu de su época.
El siglo XXI y los nuevos horizontes de la novela y el cine negro
Un nuevo siglo necesita de una nueva novela negra, así que el género atraviesa y rompe fronteras con una mágica fusión entre el suspense, el terror, la novela erótica, la distópica o la fantástica.
La novela de espionaje o la histórica, con mujeres en papeles cada vez más relevantes en labores detectivescas, como en Fargo (1996) de los hermanos Coen, encontrando la igualdad material y formal con el hombre. Parece que la nueva literatura ya no se conforma con etiquetas de ningún tipo y encuentra su verdadera dimensión de libertad , como ocurre en Sin City (2005) de Robert Rodríguez con la participación de Frank Miller; o la monumental serie True detective (2014) de HBO.

True detective es a la vez un homenaje a los clásicos y al mismo tiempo una superación de los mismos, dentro de una ambientación fantasmagórica desde un Estados Unidos rural lleno de carreteras y fábricas, con una música envolvente y la constante presencia del mal en todas las acciones. La serie se mantiene sobre un guion y unas interpretaciones magnificas.
Estela que siguió Alberto Rodríguez en España con La isla mínima (2014) o la argentina El secreto de sus ojos (2009) de Juan José Campanella, películas donde la búsqueda de verdad y justicia arrastran al espectador hasta llegar a finales impactantes. Posteriormente autores de relevancia internacional como Stephen King, Joel Dicker, Pérez Reverte o Gómez Jurado en España seguirán esta estela.
Cine negro, reflejo de la miseria del mundo en que vivimos
Desde los orígenes del género, del negro sobre blanco a sus posteriores adaptaciones cinematográficas, todo parece indicar que el género policíaco no busca complacer al lector con la victoria del detective y la resolución del misterio. No se trata de alcanzar un final imprevisible cargado de justicia poética, sino más bien de reflejar la viciada atmósfera de corrupción y miseria que habita en el mundo en el que vivimos y que respira por las noches mientras dormimos.
Más allá del misterio, late una profunda necesidad de verdad y de reclamar una realidad social, en un mundo que continúa en su eterna lucha del bien contra el mal, sin saber si se puede dejar una puerta abierta a la luz y la esperanza y si existe todavía la posibilidad de que las flores nazcan en una tierra maldita.

Y de esta manera, casi doscientos años después, la tenebrosa sombra de Edgar Allan Poe continúa sobrevolando el mundo y su legado continúa seduciendo a la humanidad, consiguiendo así su ansiada inmortalidad con historias cargadas de crímenes y de secretos escondidos.
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