Imagen destacada artículo sobre consumo de alcohol y confinamiento. Ilustración: Shopping, de Cedric Peyravernay.
Shopping, de Cedric Peyravernay

Y bebieron tristes y comieron pandemia. Alcohol y confinamiento

«-Juan, chico, llevas tiempo amorrado a la botella… me tienes preocupado, hace días que no te levantas antes de las cuatro de la tarde. No sabría decirte si estás deprimido…»

Ilustración del artista colombiano Sergio Méndez Torres. Instagram: @sergiomendeztorres

No es una conversación única, ni ficticia, ni mucho menos una conversación carente de significado. Juan, el pobre cabrito, como tantos otros hijos de la desesperación, cayó, tiempo ha, en las garras de la desinhibición de su conciencia regular. Aquí no pagan justos por pecadores, un servidor no es menos que él, pero al menos ha domesticado los impulsos con un grado algo mayor de responsabilidad; madrugar, trabajar, herrar aburrido y taciturno por una ciudad en proceso de ebullición como simple testigo de su chispa sin participar de la erupción… Juan, y algún que otro bala perdida hacia el sur; se calcula que alrededor de siete millones de pares de cejas empinan el codo a diario en este país. Dieta mediterránea, ¡longevidad atávica! Y no seré yo quien lo ponga en duda…

Ricos, pobres, señores y lacayos. El despilfarro y el consumo de alcohol siempre ha existido

Desafortunadamente, la cultura anglosajona, empaquetada a empentones militares en cajas de Amazon y rayos catódicos made in área 51, nos ha devuelto un grado sobrestimado de hedonismo autodestructivo. El culto a Eros y a Dionisio pasaba por exprimir los fugaces placeres de la vida en un proceso de plenitud existencial, variable, pero constante, al que desafortunadamente nuestros amigos y amos anglosajones no prestaron la suficiente atención… Conquistados como fueron por la ética protestante y su diosecito caprichoso y ahorrativo, y, por lo tanto, encomendados a acumular sin gasto hasta ser Midas rebosantes de poder vacíos de canal de evacuación, cosa que no digo yo, sino el compadre Max, Max Weber, que tanto gusta mencionar sin haber leído nunca, estos viejos influencers de Magnum 44 bajo banda sonora de Lynyrd Skynyrd, y una buena parte de herencia irlandesa, con leprechauns borrachuzos y malhumorados, cayeron en un consumo del vicio desaforado, catatónico y desmayado, al que las pobres almas de las costas del viejo mundo (nosotros) se han apuntado velozmente a lo largo del siglo XX y el actual.

Shopping, Ilustración del artista Cedric Peyravernay. Hombre bestido de astronauta comprando durante la pandemia del covid.
Shopping. Ilustración del artista Cedric Peyravernay. Instagram: @cedricpeyravernay

¿Por qué será? ¿La acumulación? ¿La necesidad subconsciente de consumir hasta el agotamiento? Okey, ¿y qué hay de los romanos? dirán algunos merluzos frescos. Ellos eran quienes bebían y comían hasta vomitar. Pues a esos gadiformes con patas y corazón, les recomendaría una dosis de Petronio, o una lectura en profundidad de Seneca, allí verán que los únicos derrama buches que se permitían tales lujos eran ciertos emperadores que, conscientes de que las cosas se hacen «¡porque puedo!» y no «¡porque quiero!», como vendían algunas madres antes de que sus hijos acabasen como parados crónicos, se permitían el lujo del despilfarro.

No se vayan a creer, me duele, me duele enormemente, padezco una generosa ulcera al redactar esto, pero ni Juan, ni el 99% de los presentes entre esos siete millones alcanzaría a lamerle la roña de las uñas de los pies a un emperador romano. Ellos habrán de contentarse con ser el vinero complaciente que sirve la copa de su señor, para luego, pícaro, como sólo un hispano es capaz, levantar el codo de las ánforas olvidadas de la bodega.

Todos dicen que el consumo de alcohol creció durante la pandemia, ¿será del todo verdad?

Llegados a este punto, sería conveniente destacar que si Juan, y ese considerable número de privadores de la autoconciencia, ejercían sus dones arropados por la pasmosa armonía de la tribu, salvo contadas excepciones de legítima demacración intermitente -busquemos la verdad, sin juzgar, que decía Hemingway-, la pandemia arribó a joder la marrana con contundencia. La soledad, el tedio insostenible del comunitarismo intrafamiliar obligatorio, empujó a más de uno a la fría piscina de los licores y el adiós al embellecido pulso de cirujano. ¡Vrummm! !Vrummm! ¡Carburante para este motor sediento!

Pero no puedo conformarme con el relato de mi alrededor, o el mío propio, huelga decir, hay una objetividad que mantener… Desplieguen móviles, activen marcadores, telef : Alcohólicos Anónimos España.

Suena un pitido. Comunican. Tal vez estén de cañas…ay, no, mierda, eso no…sigue comunicando. El símbolo de la asociación es una mezcla entre francmasonería y las reliquias de la muerte de Harry Potter, el yuyu va en aumento…Descuelgan el aparato, mi interlocutor tiene pinta de llevar sobrio lustros, pero de acabar de fumarse un porro. Me comunica que él no está capacitado para proporcionarme los datos, debo remitirme a José Luis…Bien, allí que vamos…Comunicación aguda intermitente de nuevo… Desenvuelto desdén al otro lado del interfono. Habrá de intentarse después.

Logo de alcohólicos anónimos a la izquierda y logo de las reliquias de la muerte de Harry Potter a la derecha.
Logo de Alcohólicos Anónimos (a la izquierda. Logo de Las Reliquias de la Muerte de Harry Potter (a la derecha).

Dos días de aproximaciones telefónicas sin respuesta después, abandono la esperanza de ese contacto. ¿Una recaída por parte del sujeto? Glu…glu…glu… podría ser, podría ser… Tal vez, pienso, tengan mi teléfono registrado en una lista negra de promotores de la ebriedad. No son pocas las veces que he citado a Baudelaire:

«Hay que estar siempre ebrio. Todo se reduce a eso; es la única cuestión. Para no sentir el horrible peso del Tiempo, que os destroza los hombros doblegándoos hacia el suelo, debéis embriagaros sin cesar. Pero, ¿de qué? De vino, de poesía o de virtud, como os plazca. Pero embriagados»

(Baudelaire, 1862).

O que me ha dado por venderme plácidamente a esa frase de Joseph Roth, para quien: «La sed del bebedor es una sed del alma». Pero, maldita sea, el judeocristianismo democrático se vanagloria con tanta pasión en su teoría de la redención reinsertiva… ¡Ábreme las aguas señor, la tierra sobria prometida me espera! Ahora busco respuestas a la desarticulación de la mente por la bebida durante esta temible peste 2.0… sigo el camino del hombre recto, evitando la avaricia de los egoístas traga vidrios, y la tiranía de los hombres malos.

Alcohólicos Anónimos nos da otro punto de vista sobre el fenómeno Alcohol-Pandemia

Pero, quien no llora no mama, así que parto al encuentro de nuevos vasos comunicantes para la comprensión de este fenómeno: Alcohol/Pandemia. Caigo en Beatriz, receptora privilegiada de todo un número incontable de alcohólicos en Aragón, tierra de cazurros a la que perteneció mi infancia, y de la que se suele poder confiar en la buena vibra del personal. Le hablo de mis inquietudes, no tarda ni dos segundos en asegurar: «Hola Galo, yo soy alcohólica, ahora te llamo»… Mis aspiraciones, siendo sinceros, partían hacia datos más empíricos que personales, pero seguro que Bea está más al tanto que muchos en cómo los españoles han caído, sobrios de amistades y carantoñas, en una ebriedad más acusada durante estos meses.

Gente en casa bebiendo. Winter Solstice 2012 Dinner Party (2009). Obra de Nicole Eisenman.
Winter Solstice 2012 Dinner Party (2009). Obra de la artista Nicole Eisenman. Instagram: @nicoleeisenman

Mi gozo en un pozo, efectivamente Beatriz, quien tiene una voz madura y rasgada, pero inexplicablemente tierna tras el teléfono, me confirma que Alcohólicos Anónimos no dispone de datos. Lo de cuantificar no va con ellos, «en AA tenemos los principios por encima de las personas», muy bien respondo, comprendo, ¿alguna declaración?… No es difícil tirar a Beatriz de la lengua quien, con el antecedente de remarcar que se trata de su punto de vista, el de una moderadora y gestora de grupos, afirma que a más gente, lo que se dice a más gente, no tiene ni idea de si la pandemia le ha provocado su alcoholización, ahora bien, lo que sí tiene clarinete es que: «ha dejado a mucha gente con el culo al aire. La pandemia ha destapado muchos alcoholismos. Al no poder escabullirse, muchos de pronto se han enfrentado al alcoholismo de sus familiares». Bea, la ex santa-beoda de Bea, me viene a decir que los alcohólicos son como setas bajo el musgo denso del anonimato, curiosa coincidencia, pues haber hay a montones, pero de la mayoría la gente no se entera. Beatriz siente no poder ayudarme más, pero me invita a acudir a una reunión abierta donde, como si estuviese en un capítulo de MOM España, me haré a la idea de lo que supone esta enfermedad, así gusta de llamarse, y los dramas que la acompañan.

Bea ha sido de gran ayuda, no porque me haya dado datos, sino porque me ha dado otro punto de vista; no es que haya más alcohólicos, pero los que había han sido descubiertos.

Los datos de sanidad y unas nuevas conclusiones sobre el consumo de alcohol durante la pandemia

Al proseguir mi investigación, me topo con un número gubernamental del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social…-todos esos sustantivos me suenan a pantomima, pero ¿quién seré yo para dar mi opinión?- El caso es que una recepcionista, con voz de pito y el temple amodorrado de una locutora de supermercado cutre, me invita a revisar en internet un documento en el que se aborda, precisamente, el tema que le comento. ¡Ding! ¡Ding! ¡Ding! La máquina tragaperras saca moneditas… He roto la hucha del cerdito y voy en busca del susodicho texto: IMPACTO DE LAS MEDIDAS DE CONFINAMIENTO DURANTE LA PANDEMIA DE COVID-19 EN EL CONSUMO DE RIESGO DE ALCOHOL.

Efectivamente, al alcance de cualquiera… Muchas palabras llevo para haber podido quedarme sólo con esto, pero como decía Pascal: «no tengo tiempo para ser breve». ¡Sorpresa! Los datos mienten, o lo hago yo ¿quién será…? ¡Ah! «El consumo de riesgo de alcohol mostró un descenso durante el confinamiento». Caguen la, adiós a la teoría… Pero no pasa nada, hay elementos relevantes:

«Los resultados muestran que seis de cada 10 personas reportan consumo de alcohol en los últimos seis meses y, entre estas, una de cada cuatro presenta un consumo de riesgo antes de la pandemia»

Villanueva, Motos, Isorna y otros. (2021: 9).
Edgar Allan Poe. Ilustración del artista italiano Alberto Dal Lago
Edgar Allan Poe. Ilustración del artista italiano Alberto Dal Lago.

Lo que no es un mal palmares, pero que se reduce a uno de cada siete durante la pandemia. De ahí que mis premisas no fuesen tan acertadas. Al parecer, los españoles sí seguimos siendo bebedores de calle, de plaza, terraza y barra, lejos de las tranquilas modorras etílicas de los anglosajones, pero, no obstante, el estudio deja claro una cosa: se trata de un análisis sobre EL CONSUMO DE RIESGO DE ALCOHOL, entendido esto como todo aquel consumo que pueda presentar un riesgo para la salud del consumidor… Uhm, Juan, quien pimpla con fastuosa pasión cada día unos litros de cerveza, está fresco como una rosa, aunque duerma cual koala… sería difícil echarle en cara carencias de salud. El texto, así se reconoce en el mismo, es limitado, y si bien deja claro que los españoles todavía mantenemos el espíritu mediterráneo para la degradación, no permite asegurar que no nos hayamos vuelto algo solitarios en nuestra ingestas.

¡Demonios! Las cinco de la tarde y no he recibido la llamada que Juan me prometió… hasta a mí me parece excesivo para el sueño de un ser humano. Saco el cacharro y en la agenda doy con su número. Comunica… Uf… confío en que no sea grave; infarto, coma etílico, un ataque de cirrosis…Comunica… «Eh, ¿qué pasa compadre?», «Juan, coño, ¿estás bien?», «Sí, que me acabo de despertar, ayer estuve jugando al LOL hasta por la mañana». Me tranquilizo respecto a sus problemas médicos, pero teniendo en cuenta lo que dice, no puedo evitar decirme: a lo mejor el problema no es el alcohol…

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Bibliografía

-Baudelaire, C. (2008). Pequeños poemas en prosa o Spleen de París. Ed.: Visor Libros, 5ª Edición. Primera edición (1862).

-Villanueva, V.J. Motos, P. Isorna, M. Villanueva, V. Blay, P. y Vázquez-Martínez, A. (2021). Impacto de las medidas de confinamiento durante la pandemia de COVID-19 en el consumo de riesgo de alcohol. Rev. Esp. Salud Pública. 2021; Vol. 95. Universidad Internacional de Valencia.