Fotograma: Los hominidos y el monolito de 2001: una odisea en el espacio de Stanley Kubrick.

2001: una odisea en el espacio. Análisis | Filosofía y cine

Basada en el relato de ciencia ficción El centinela de Arthur C. Clarke, que participó en el montaje y en el guion de la película 2001: una odisea en el espacio (1968). La obra es un compendio de filosofía, música, literatura, ciencia y cine en estado puro.

El centinela de Arthur C. Clarke. Obra literaria en que está basada la película 2001: una odisea en el espacio.

Se trata de otra transformación mágica de literatura en cine, como hicieron otros directores como Akira Kurosawa con Macbeth en Trono de sangre (1957) y La muerte de Ivan Illich en Vivir (1952). También lo hicieron directores como John Ford con Las uvas de la ira; Howard Hawks con El sueño eterno; Coppola con El corazón de las tinieblas de Conrad en Apocalypse Now (1979); Orson Welles con El proceso de Kafka; y John Huston con Moby Dick de Herman Melville o Los muertos de James Joyce.

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Stanley Kubrick, un director único

El director neoyorquino Stanley Kubrick es probablemente el único realizador con éxito en todos los géneros narrativos, desde el cine negro —El beso del asesino (1955) o Atraco Perfecto (1956)— a histórico —Barry Lindon (1975) o Espartaco (1960)—, bélico —La chaqueta metálica (1987) o Senderos de gloria (1957)—,  terror —El resplandor (1980)—, comedia —Teléfono rojo volamos hacia Moscú (1964)— o películas basadas en novelas como Lolita (1962), La naranja mecánica (1972) o Eyes Wide Shut (1999). Solo le faltó al maestro americano el western con su proyecto fallido El hombre del rostro impenetrable, con Marlon Brando inclusive en el proyecto.

Stanley Kubrick. Análisis sobre el director y su obra 2001: odisea en el espacio. Cine y filosofía en Cultugrafía
Stanley Kubrick.

Stanley Kubrick realiza en 1968, en plena Guerra Fría y carrera espacial americana, una de las obras más asombrosas y espectaculares de la historia del cine y de las humanidades. Una apuesta en firme de lo que debe ser una película en cuanto a montaje, fotografía y secuencias movidas por la música, unas veces ligera y otras majestuosa, hablamos, cómo no, de 2001: una odisea en el espacio.

El cine es el arte de la elipsis

Los movimientos de cámara, la combinación de imágenes y la música hacen viajar al espectador a lo largo de toda la cinta y van lanzando distintas preguntas. Con más de dos horas de metraje y tan solo veinte minutos de guion, 2001: una odisea en el espacio es probablemente una de las demostraciones de talento más importantes de la historia del cine y un referente icónico ya del siglo XX.

La elipsis de 2001: una odisea en el espacio. Narrativa audiovisual.
La elipsis más aclamada de la historia del cine.

En la era primigenia, un grupo de homínidos reciben la misteriosa visita de un monolito, y en una histórica elipsis, y en contraposición de lo apolíneo y lo dionisíaco siguiendo el trabajo de Nietszche en El origen de la tragedia y su posterior teoría sobre el Übermensch, el homínido representando a Dioniso lanza un hueso, el cual se convierte en una nave espacial que viaja en una misión secreta a Júpi ter. En la nave, controlada por la computadora HAL 9000, nos encontramos con los astronautas, los cuales estarían representados por el dios Apolo.

La llegada del Superhombre

Con referencias musicales de trascendencia vital para el desarrollo de las distintas acciones, desde la obertura Also sprach Zaratustra de Richard Strauss a su vals El Danubio azul, hasta el tenebroso Requiem de Ligeti. La música es otro protagonista y nos permite viajar en el tiempo, indicándonos punto por punto las distintas épocas y mensajes del desarrollo narrativo, hasta llevarnos a esa última y asombrosa odisea, que no es otra que la conquista del espacio por parte del ser humano, logrando así por fin después de milenios de evolución y desarrollo, el conocimiento de sí mismo y de su destino.

Bajo la influencia de una extraña divinidad, el último astronauta se enfrenta a la aventura final de toda la humanidad, a su soñado fin y a alcanzar su verdadera dimensión más allá de las estrellas. La música nos arrastra a un final con el astronauta superviviente perdido en algún lugar recóndito del espacio-tiempo y con un cierre en forma de círculo.

Estamos ante el eterno retorno de Nietszche, por lo que siguiendo el ideal presocrático de los antiguos griegos, uno de los tres lemas del filósofo alemán, junto a la voluntad de poder y la llegada del Superhombre, idea que surge de Schopenhauer -su padre en filosofía- con El mundo como voluntad y representación y también de un atormentado estudiante de San Petesburgo llamado Raskolnikov con Crimen y Castigo de Fiódor Dostoyevski. Llega así el Superhombre, anunciado por Kubrick, en la introducción de 2001: una odisea en el espacio, y narrada en forma de elipsis, la que sea seguramente la elipsis más citada en las clases de narrativa cinematográfica de todas las aulas de todo el mundo.

Sobre inteligencia artificial

La computadora HAL 9000 y su control absoluto sobre la misión a Júpiter nos habla de la inteligencia artificial y la sumisión a la que somete al ser humano. El astronauta delega su destino a una máquina, un ordenador con capacidad de pensamiento y decisión que juega un papel fundamental en la trama. Encontramos otros avances técnicos como las videollamadas o una nueva percepción del espacio, adelantando lo que le deparaba a la sociedad del siglo XXI.

La historia parte de la premisa de que la HAL 9000 es perfecta y no tiene posibilidad de error, algo que se pone en duda cuando, en un alarde de soberbia, toma la decisión de asesinar a uno de los astronautas. Queda así planteando el dilema del hombre contra la máquina. La HAL 9000 incumple una de las leyes de la robótica de Isaac Asimov al hacer daño a un ser humano. Se revela contra su creador tal y como lo harían los replicantes de Ridley Scott en Blade Runner (1982) años después. Es precisamente en ese momento cuando la máquina adquiere la capacidad humana absoluta.

El misterioso monolito de 2001: una odisea en el espacio

El monolito aparece en tres ocasiones. La primera en la época originaria del ser humano, la segunda en otro planeta y la tercera y última en ese final tan comentado. Se ha escrito y se ha reflexionado mucho sobre su verdadera naturaleza, y se han buscado significados desde una inteligencia venida del espacio a una extraña divinidad que le da su gran poder al homínido, que no es otro que una inteligencia superior al resto de especies para su posterior evolución «natural».

En todo caso, este icono forma parte la de la cultura y del simbolismo de la cultura y el arte de nuestros días, y más de cincuenta años después de su estreno, sigue siendo un referente de la constante búsqueda por parte del ser humano de resolver el gran misterio de su existencia.

Un clásico del género de ciencia ficción

Con respecto a otros clásicos de ciencia ficción como Metrópolis (1927) de Fritz Lang o Blade Runner (1982) de Ridley Scott, 2001: una odisea en el espacio fue un tanto incomprendida por parte de la crítica y del público. Se trata de nuevo de otra obra adelantada a su época y demasiado avanzada en fondo y forma, con un discurso filosófico incómodo para espectadores acostumbrados a temáticas más sencillas. Pero como siempre, -tal y como también ocurrió con La noche del cazador (1955) de Charles Laughton- el tiempo hace justicia.

Fotograma de 2001: una odisea en el espacio de Stanley Kubrick. El astronauta dentro de un pasillo de la nave.

No cabe duda de que el despliegue técnico, visual y narrativo de Stanley Kubrick es impresionante y que se trata de una obra maestra y un hito en la historia de la humanidad. Y es que 2001: una odisea en el espacio, medio siglo después, sigue generando comentarios, controversias y reflexiones de todo tipo. Es una obra que permanece más viva y más actual que nunca, y que ha sobrevivido a su propio autor y a la crítica; algo que solo puede conseguir un verdadero clásico.

Darwin y la teoría de la evolución

En su obra El origen de las especies (1859), Charles Darwin lanza al mundo de la ciencia su teoría de la evolución, principio controvertido y criticado en nuestros días por los creacionistas. La película hace su propia versión de esta teoría de una forma misteriosa y plantea cuál es el origen del ser humano y cuál es el futuro del mismo en su viaje a los confines del universo, intentado dar respuesta a la gran pregunta filosófica de quiénes somos y a dónde vamos.

2001: una odisea en el espacio, lanza más preguntas que respuestas

2001 Una odisea en el espacio intenta recoger en poco más de dos horas de metraje cuál es la historia del ser humano y su posible futuro, desde la oscuridad de las cavernas a la luz del espacio visto desde el punto de vista de la física y la ciencia.

Fotograma de 2001: una odisea en el espacio. Película de Stanley Kubrick que abarca diversos temas de filosofía

Se trata también de un testamento cinematográfico en cuanto a cómo la música y las imágenes pueden conmover, provocar y trasladar al espectador en un viaje cargado de lírica. Como declaró el propio Kubrick posteriormente en varias entrevistas, 2001: una odisea en el espacio es una película que lanza más preguntas que respuestas. Sea como sea, ya en pleno siglo XXI, ese homínido llamado también ser humano, continúa mirando a las estrellas esperando vivir su última aventura.

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