Imagen portada Territorio, conflicto y memoria histórica, El caso Chambacú, de Luís F. López Noriega
Imagen de portada de Territorio, conflicto y memoria histórica, el caso Chambacú.

CHAMBACÚ, territorio, conflicto y memoria histórica

Me leí el libro Territorio, conflicto y memoria histórica el caso Chambacú del profesor Luis Fernando López Noriega, autor de esta misma revista. En esta obra, el autor realiza la lectura crítica de  la novela Chambacú corral de negros de Manuel Zapata Olivella, fundamentado en el componente mítico recreado en  dicha obra; para lo cual parte de tres ejes principales: conflicto, territorio y memoria histórica.  Estos ejes están presentes en los tres capítulos que constituyen la obra de López Noriega: I. Fundación, II. Desalojo y III. Nacimiento del mito; y que lo conducen a unas reflexiones concluyentes que giran en torno del concepto de territorio y la necesidad de estudiarlo como fenómeno recreado en la producción literaria de la Región Caribe colombiana, para contribuir a la discusión sobre una literatura regional. He aquí uno de los aportes fundamentales de su estudio.

Territorio, conflicto y memoria histórica. El caso Chambacú. Obra de Luís F. López Noriega

Índice de contenidos:

Chambacú: realidad y ficción

Enfatiza el autor en la necesidad de abordar los temas de cada capítulo mediante la relación entre el hecho real y el hecho ficcional para establecer el grado de reelaboración que Manuel Zapata Olivella imprime a su novela, en su intención estética de  fundar un territorio autónomo con sus características particulares, siendo el hecho conflictivo el punto de partida que conduce a la elaboración discursiva a partir de un nosotros frente a un ellos con su respectiva carga ideológica de fundamentos contrapuestos.

En el hecho conflictivo, López Noriega ve el surgimiento de las ideas de territorio y de memoria histórica, como elementos principales que dan origen a la reafirmación del discurso ficcional de Zapata Olivella de claro carácter africanista, en esta ocasión,  a través de la obra de ficción Chambacú corral de negros. Me detendré en el I capítulo: FUNDACIÓN, publicado en la Revista Cronopio de abril 20 de 2021.

Como se indicó supra, en este capítulo, siguiendo el camino de vincular lo real o tangible con lo ficcional, el autor estudia los orígenes del barrio Chambacú a partir de la investigación mediante entrevistas con los habitantes de dicho territorio que actuaron como fundadores de este barrio. Asimismo, consultó fuentes escritas como periódicos y suplementos literarios sobre el tema fundacional. Bajo el esquema memoria-tierra, describe las partes que estructuran la novela relacionadas con el origen del barrio y las que se constituyen en una simbología de la pertenencia territorial.

Portada de Chambacú, corral de negros, del autor Manuel Zapata Olivella

Otro elemento que investiga López Noriega es el origen etimológico de la palabra Chambacú, y lo hace igualmente desde la versión historiográfica objetiva y la contenida en la versión novelada. La imprecisión del origen del vocablo en la memoria de los habitantes entrevistados y la falta de información documental sobre las épocas en que se ubica, evidencian vacíos en la construcción historiográfica del origen del territorio, lo que da pie a creencias distintas en diferentes grupos sociales. Una versión habla de invasión y relleno del territorio (fenómeno reciente), relleno que, según otra versión (entrevistados y el periódico El Figaro) resulta de la unión de dos terrenos, Isla de Elba y Chambacú; por su parte los documentos de la Colonia registran el nombre Chambacú, época de esclavización y mestizaje. 

Esta ambigüedad respecto del origen del vocablo y del territorio, deriva en la representación semántica de un grupo sobre el nombre Chambacú. Este hecho lleva al autor a sospechar, apoyado en Walter Mignolo, en que el nombre Chambacú es una invención, una apropiación semántica y de construcción territorial que desconoce cualquier otro nombre preexistente como es el caso del nombre América, que ignoró los nombres propios de este territorio que ya existían. Surge y se reafirma, entonces, el NOSOTROS respaldado en una pertenencia que define una identidad que no admite cuestionamiento.

Construyendo casa en Chambacú, Cartagena de Indias.
Construyendo el barrio de Chambacú.

La guerra de Corea

Se detiene López Noriega en el análisis de la estructura de Chambacú corral de negros, conformada por tres partes: LOS RECLUTAS, formación del batallón Colombia, que luchó en la guerra de Corea en la década de los años 50; EL BOTÍN, nudo principal de la historia;  y LA BATALLA, se dan las señales de la lucha por Chambacú. Cada parte de éstas posee su tópico social específico.

La representación y actuación de cada momento son asumidas por los personajes miembros de una familia que sufre la miseria del barrio y enfrenta muchos problemas. Cada personaje tiene definido un carácter y una función reflejados en sus actuaciones materiales y discursivas que Zapata Olivella organiza en la estructura narrativa de la novela. Apunta López Noriega que el autor escogió una situación específica para crear las imágenes definidoras de lo que es el barrio en sus complejas relaciones humanas; en efecto, la novela se desarrolla en torno del origen del barrio y las personas que lo habitan, quienes adoptan la representación que, con el nombre de Chambacú, los hace diferentes del resto de la ciudad.

De manera que el TERRITORIO tiene una gran significación en la novela. Cada personaje en los hechos y acciones en que toma parte evoca pensamientos sobre el origen del relleno y del barrio, como es el caso de Medialuna, el boxeador. Este hecho se registra tanto en la información oral (entrevistas) y en el libro de Bossa Herazo, como en la novela: Calzar el fango con afrecho de arroz y tierra.

Los boxeadores de Chambacú Antonio Cervantes y Bernardo Caraballo
De la misma forma que Medialuna, Antonio Cervantes y Bernardo Caraballo fueron boxeadores surgidos en Chambacú

Fundación y desalojo del barrio marginal Chambacú

El origen impreciso del espacio temporal en que viven los personajes le permite a Zapata Olivella, según López Noriega, comprimirlo todo en un espacio o situación narrativa; con lo que retrocede para garantizar el origen histórico del barrio. Las significaciones referentes a la fundación de Chambacú están diseminadas en toda la novela, característica de la novela moderna que no define espacios ni tiempos precisos, contraria al estilo de la novela decimonónica.

Los personajes regresan a los orígenes del territorio ante una situación difícil (conflictiva); recuerdan esa memoria ligada a una tierra que les brindó sustento (en una ciudad hostil). Aquí toma vigencia el esquema memoria-tierra planteado por el autor como uno de los fundamentos de su hipótesis central. En LA BATALLA, se revela la construcción ficcional de comprimir todo en un mismo espacio situacional (en el diálogo de los personajes). Se hace referencia a la trata de esclavos africanos en la Colonia en Cartagena.

Máximo habla de San Pedro Claver, creador de Chambacú, y de Benkos Biohó, líder cimarrón. El diálogo de Máximo con Inge posibilita la construcción de un discurso narrativo que retrocede y se adelanta en el tiempo, construyendo su propia historiografía, en tanto selecciona lo que le interesa de la historia. El origen de Chambacú se debió a la acción de seres heroicos; la diada memoria-territorio toma fuerza; pues, fundar un espacio determinado, siguiendo al autor, es fundar una memoria, gracias al discurso narrativo.

Puente de Chambacú en Cartagena de Indias.
Puente en Chambacú.

López Noriega, como otro de sus fundamentos del análisis de la obra de Zapata Olivella, trae a colación la relación escritura-territorio-memoria, analizada por Ivette N. Hernández (1994), según la cual la escritura basada en un relato que la sustenta servirá como instrumento fundador; en tanto relato que le de actualidad y la mantenga viva como memoria histórica para cierta comunidad.  Afirma el autor que «escribir sobre la memoria colectiva de un grupo de personas es escribir sobre el territorio que les sirvió de representación o que los acogió para que se definieran como un nosotros» (p.27). El discurso narrativo actualiza y da vigencia a la FUNDACIÓN, que implica un espacio-territorio como representación de la memoria colectiva de un grupo social: NOSOTROS.

Se configuran dos discursos sobre la fundación, uno real que se refiere a un tiempo más o menos reciente, por causa del proceso moderno de desplazamientos de campesinos de los pueblos cercanos a Cartagena. Otro ficcional que concibe un tipo distinto de desplazamiento, que se sustenta en una raíz de naturaleza histórica colonial y, puntualmente, esclavista y cimarrona. Este discurso narrativo o relato, de acuerdo con Ivette Hernández, toma solidez cuando desterritorializa o ignora las memorias anteriores. Zapata Olivella construye un discurso que ofrece un origen distinto, no le interesa la posibilidad del origen indígena del vocablo Chambacú, que define una génesis territorial por la acción de seres heroicos como Benkos Biohó y San Pedro Claver.

El origen histórico-heroico de Chambacú es fortalecido mediante una simbología de la pertenencia territorial, gracias a la representación que cada miembro de la familia de la Cotena asume sobre el barrio, convirtiéndose en personajes simbólicos de la novela. Ciertamente, las acciones y diálogos de Bonifacio, el yerbatero y lector del destino en las cartas y el tabaco, la tía Petronila, solterona y creyente de agüeros y maleficios, las expresiones de Críspulo el gallero: «para mí sólo hay Chambacú, ni siquiera Cartagena…», todas estas actitudes configuran puntos específicos que dan fundamento a la construcción de un territorio autónomo. Asimismo, se fortalece la construcción de una memoria que únicamente acoge a aquéllos que se identifican con el barrio, con sus luchas y valores. Cuando Medialuna gana por nockout se oye el grito «Chambacú, arriba Chambacú.»

Changó en las conclusiones

Portada libro Changó el Gran Putas de Manuel Zapata Olivella

Para  concluir esta reseña crítica, Luís Fernando López Noriega trae a colación otra obra de Manuel Zapata Olivella, Changó el Gran Putas con el fin de ratificar el componente mítico como estrategia de poder en el discurso narrativo que construye acerca de la memoria histórica sobre un territorio de prosapia africana. Tanto en Chambacú corral de negros como en esta segunda obra analizada se destacan las creencias en costumbres ancestrales, representaciones mágico-religiosas, como el origen heroico y mitológico de Benkos Biohó, y la recurrencia a nombres y palabras de origen mágico-religioso, como Elegba, el poderoso, deidad Oricha, Dios de la religión yoruba. De esta manera, el autor llega a la reflexión concluyente de que “la reseña de otras obras de un mismo autor, son necesarias  en la medida en que vislumbran  recurrencias o segmentos discursivos significativos que se constituyen en partes de una totalidad estética.”

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