Pascual Gómez. Músico, compositor y musicólogo. Guitarrista de Jazz. Cultugrafía.

Antonio Gómez, jazz fusión y música mediterránea

Tal vez alguien me tome por loco si os digo que escucho de vez en cuando el tema Paquito el Chocolatero, sobre todo por el contraste de estilos, y aunque cualquier melodía puede estar bien interpretada. ¿Y si la escuchamos en un contexto musical totalmente diferente? ¿Por qué no? Con todos los respetos a la versión original de Gustavo Pascual Falcó, no es necesario explicar que no soporto la versión de King África, que también estaría en un contexto diferente y aunque siempre se dice lo contrario, sobre gustos hay muchas cosas escritas, por ejemplo, este artículo musical dedicado al maestro Antonio Gómez.

Índice de contenidos:

Choco Frank, el Paquito el Chocolatero de Antonio Gómez

Sin ninguna duda me quedo con Choco Frank, la genial versión de esta pieza tradicional que se quedó en la retentiva auditiva de muchas generaciones en las fiestas populares, esta vez en clave de samba y con una rearmonización de jazz de la mano del brillante músico Antonio Gómez. Por comenzar de algún modo a hablaros de este referente sin tener que irnos muy lejos. En Almería, esa tierra mágica que tantas cosas esconde tuve el privilegio como bajista de acompañar a este señor en un par de conciertos, sus elaborados arreglos, composiciones e interpretación son punto y aparte. Y esta vez sí puedo corroborarlo de primera mano, sin caer en aquello de “he venido a hablar de mi libro”, vamos a hablar del suyo, o de sus «partos creativos” como él mismo ha llamado a sus trabajos discográficos en alguna ocasión.

Inicios, estudios y primeros trabajos del maestro Antonio Gómez

Antonio Gómez nace en Almería, en 1972, y de forma totalmente autodidacta comienza a tocar la guitarra a los diez años de edad, aunque más tarde perfeccionaría sus conocimientos asistiendo a seminarios internacionales de jazz en Madrid, Vitoria o Barcelona, con importantes artistas como: Pat Methenny, Manolo Sanlúcar, Michael Grossman etc.

Guitarrista, compositor, arreglista, productor y musicólogo licenciado por la Universidad de Granada en 1995. Publica su primer disco en el año 1997, toda una recopilación de arreglos propios sobre 14 villancicos navideños titulado Guitarra de Navidad, con alguna colaboración de su paisano y consagrado en el mundo del flamenco Tomatito. Para ser un primer trabajo encontramos muy buena traza en los temas, y aunque he de decir que no tiene la calidad de sus posteriores publicaciones encontramos joyas como el segundo tema Dime niño de quién eres, donde apreciamos su enriquecido fraseo con ese sonido eléctrico tan limpio y cristalino que ha pasado a ser una de sus señas de identidad.

En 2007 publica su álbum Aires de mar, un trabajo que incluye algunas de sus primeras composiciones que fueron cobrando vida entre los años 1986 y 1990. Toda una exposición de música mediterránea con jazz y funky, melodías muy enérgicas rítmicamente con esa onda americana que nos recuerda a grupos como Yellowjackets. Me vienen a la mente temas originales como: Blues en Tabernas, De Día o In Fraganti.

Así como otras piezas con una sonoridad más acústica como: Aires de Mar, Plaza Vieja o Redondo, en estos últimos con la colaboración especial de Jorge Pardo en la flauta travesera, que junto al sonido de la guitarra española de Antonio Gómez, nos transportan totalmente a otros paisajes sonoros.

En cuanto a otros datos interesantes, Antonio Gómez gana en el año 2010 la 3ª Edición del Concurso Nacional de Guitarra organizado por Yamaha Guitars Ibérica. Y como complemento a su amplia formación, estudia el Programa Avanzado de Interpretación (Advanced Performance Program), becado por The Collective School of Music de Nueva York en 2011, obteniendo las distinciones de Perfect Attendance Award y Most Improved Student Award.

Paseando por Alcalá Street

Antonio Gómez publica en 2015 su tercer trabajo titulado Alcalá Street: Jazz From Spain. Nos encontramos ante una recopilación de once arreglos muy particulares, magistralmente llevados a cabo y realizados sobre temas populares de la música española. Choco Frank (Paquito chocolatero), Alcalá Street (Por la calle de Alcalá), Alhambra City (Granada) o Blues del Emigrante (El emigrante).

Es una verdadera maravilla escuchar desde nuevos ángulos o contextos rítmicos y armónicos diferentes estas melodías que quedaron grabadas a fuego lento en el subconsciente auditivo colectivo. Nos parece una forma muy original y efectiva de acercar a nuevos oyentes al mundo del jazz, y quién sabe, es muy posible que algunas de estas versiones genialmente arregladas por Antonio terminen instalándose en nuestra retentiva definitivamente, aunque algunos puristas no terminen de pillarlo. En cualquier caso, lo bueno perdura y este trabajo tiene todos esos ingredientes, estructura y redondez como la de un buen vino, capaz de mejorar con el paso del tiempo mientras sacamos nuevos matices en cada escucha, como si pudiéramos beberla sorbo a sorbo.

Encontramos una destreza sorprendente tanto en la guitarra eléctrica como en la española, no sabría decir con cuál de las dos me gusta más. Aunque tengo que reconocer que de alguna forma, el Blues del emigrante (El emigrante de Juanito Valderrama) está interpretado con una sutileza y sensibilidad muy especial. Sin duda, es uno de los temas que más me ha tocado la fibra de Alcalá Street. Eso es lo más complicado, y una asignatura pendiente para muchos músicos. Una cosa es tocar, pero tocar así de bien y además transmitir, forma parte de otro nivel.

No podemos pasar por alto temas como Frente al café La Palma (Suspiros de España de Antonio Álvarez Alonso), una brillante interpretación con la guitarra clásica, llevada totalmente a su propio terreno sin perder ni una pizca de su esencia. O Mi Tarara si (La Tarara), una genial rearmonización del original popular. Lo dicho, Alcalá Street, un trabajo brillante de cabo a rabo.

¡Luces, cámara, acción! y Lp a 3×4

En el año 2018, Antonio Gómez publica estos dos grandes álbumes, el primero: Lights, Camera, Version! Una recopilación de arreglos sobre bandas sonoras. Imagino que ciertos temas ya llevaban mucho tiempo cocinándose, recuerdo haber tocado con él en 2015 algunos arreglos como Knight Rider, más conocido como el coche fantástico, en versión swing, o Pink Panter de Mancini en palo funk, así como composiciones originales pertenecientes su Lp 3×4: ¿Por qué te vals? o Vital Alarm, entre algún otro.

No conozco a muchos músicos que puedan acumular esta cantidad de temas originales y arreglos de bandas sonoras como para poder publicar dos trabajos de semejante densidad con 12 temazos, cada uno en un mismo año. Con una producción de sonido impecable y rodeándose de unos músicos de primerísimo nivel para las sesiones de grabación.

Nos sorprendió mucho encontrarnos los arreglos de El bueno, el feo y el malo o Indiana Jones en su disco de bandas sonoras. Investigando un poco descubrimos que se trata de un tributo personal de Antonio a su tierra natal, rememorando la vinculación del cine con Almería, ya que estas películas fueron rodadas allí. Es sorprendente escuchar la transformación que sufren estas versiones, pasando de su orquestación original a un formato donde prima la improvisación, fluyendo por diferentes estilos como el jazz, la música urbana o incluso el flamenco.

¿A quién se le ocurre hacer un disco completo en compás de 3×4? Doce composiciones ternarias originales con el ritmo como elemento central, rompiendo ese prejuicio instaurado en hacer una grabación completa con esa métrica, que en un principio puede parecernos una limitación, pero nos resulta mágico comenzar a escuchar un tema tras otro e ir interiorizando esos pulsos. Acabar de escuchar su álbum 3×4 y caer en la cuenta de que nos absorbe, y que todo tiene una fluidez con un orden especial. Consiguiendo que solo escuchemos, y dejemos de ir contando compases, desde el minuto uno hasta el final del disco.

¿A qué suena Antonio Gómez?

Nos resulta muy complicado (por no decir imposible) sacar un listado de todas las influencias musicales que confluyen en este artista, imagino que algunas le afectarán a nivel compositivo, y otras como instrumentista. Nos sorprende mucho su sonido y su depurada técnica, tanto con la guitarra española como con la eléctrica, formando parte de su amplio abanico de posibilidades sonoras. Contando con esos elaborados fraseos en sus improvisaciones hasta el punto de que suenen de una forma tan natural dentro del contexto musical, tanto en sus composiciones originales como en sus elaboradas versiones.

Frases vertiginosas de jazz al más puro estilo de Django Reindhart Biréli Lagrène, en algunas ocasiones con un punto más expresivo latino a lo Luis Salinas, o incluso a la sencillez de Carlos Santana con las blue notes y algunos bendings, solapado con algo de Pat Methenny, tal vez más a nivel armónico y compositivo.

Tan importante es desarrollar las ideas como rodearse de los músicos adecuados para llevarlas a cabo. Si a su musicalidad y talento le sumamos los increíbles: Joan Masana (Bajo), Jose María Pedraza o Ramón García (teclados), José San Martín o Pancho Brañas (baterías y percusión), Santi Ibarretxe (saxo) o también el más que merecidamente consagrado Jorge Pardo, con ese sonido en la flauta travesera que roza la expresividad de un cantaor flamenco, además de otros muchos colaboradores en los diferentes álbumes (sé que faltan muchos).

Tenemos este conglomerado de sonidos de guitarra que Antonio Gómez utiliza como principal material para construir puentes que conectan música popular, música clásica, el jazz, la fusión y el flamenco. Innovando en muchos aspectos, pero guardando sus raíces.

Sin ninguna duda, sus estudios sobre musicología le han debido aportar una visión más profunda de la música, tanto culta como popular, acercándolo a conocer grandes compositores que han supuesto otra fuente de inspiración para él. Son ese amplio punto de vista, junto a su inmenso respeto por la cultura, lo primero que nos queda claro cuando charlamos un rato con Antonio. Y es que sus conocimientos sobre música (teórico, histórico, psicológico, estilístico, interpretativo, etc), le dan la capacidad de saltar entre ritmos, armonías y melodías a su antojo; de moverse entre estilos como si fuera capaz de hacerse inmaterial y traspasar sus muros; de ser un artista multidisciplinar y por tanto, de poder ver más allá.

Otros artículos de tu interés: