Los Goonies (1985), dirigida por Richard Donner y escrita por Chris Columbus.
Los Goonies (1985), dirigida por Richard Donner y escrita por Chris Columbus.

¿Qué fue del profesor Keating? Cine y generación de los años 80

La década de los ochenta: la década prodigiosa

Un niño vuelve del colegio dando un paseo. Después de merendar y de ver un rato la televisión, va hasta su habitación. En las paredes hay posters, una radio y una estantería con revistas de ciencia, historia, cine y naturaleza. Abre una mochila con cuadernos y rotuladores y saca un libro. Son los años 80 y se respira una atmósfera de paz y silencio.

La película La historia interminable (1984), dirigida por Wolfgang Petersen, marca una época de entusiasmo y fantasía. Análisis cinematográfico
La película La historia interminable (1984), dirigida por Wolfgang Petersen, marca una época de entusiasmo y fantasía.

Llega la noche y el niño sigue leyendo sobre la cama y a la luz de una pequeña lámpara, el libro es La historia interminable (1979) de Michael Ende y se imagina las escenas y personajes con mucha viveza. Son los años 80 y las economías liberales en occidente propician estabilidad y seguridad en la mayoría de hogares para una vida estable y apacible, con acceso a deporte, cultura y educación. La publicidad no deja de innovar e inunda los medios de comunicación. Los primeros ordenadores, teléfonos móviles y videojuegos son recibidos con un marcado optimismo. Existe la libertad cultural y artística y la gente deposita su fe en el progreso y los avances tecnológicos.

La importancia de Stephen King

El escritor de Maine, heredero de Poe y de Lovecraft, después de superar sus problemas personales, escribe sus primeras novelas a finales de los 70 y poco a poco se hace famoso a nivel mundial. Las novelas de Stephen King llenan nuestro mundo de historias de terror, misterio y poderes paranormales. Con Carrie (1974) -la historia de acoso de una niña con poderes y una madre religiosa- y la gloriosa adaptación al cine de Brian de Palma (1976), la productividad de este autor es imparable. It (1986), El resplandor (1977), Cementerio de animales (1983), Cujo (1981) y así un sin fin de títulos.

Carrie (1974) de Stephen King con sus poderes paranormales abre la escena de los 80. Cine y literatura en Cultugrafía, difusión y crítica cultural
Carrie (1974) de Stephen King con sus poderes paranormales abre la escena de los 80.

Su poder de convicción y de atracción para el gran público se basa en una sola cosa: la imaginación. Todos los lectores cambian de alguna manera su visión de la realidad, que camina siempre entre lo real y lo irreal, y el universo de la mente humana se hace más grande gracias a subgéneros como el de la Space Opera: Star Wars, Dune o Star Trek; la explosión de cómics de Marvel y DC y la inmensidad de universos fantásticos creados por Tolkien, Michael Moorcock, Ursula K. Leguin o Margaret Weis y Tracy Hickman. Al mismo tiempo la maquinaria King no para y a día de hoy sigue produciendo novelas y relatos, tocando distintos géneros, que rápidamente se convierten en series y películas.

Los años 80 se inundan de ciencia, naturaleza y ecologismo

Tanto la serie Cosmos (1980) de Carl Sagan, como el libro Breve historia del tiempo (1988) de Stephen Hawking, que se convierte en bestseller, dan una difusión fundamental sobre la naturaleza del tiempo y del espacio, junto al estudio y a la exploración del universo y de sus confines. Luego aparece el ecologismo cada vez más en boga, iniciado por el burgalés Félix Rodríguez de la Fuente en los 70 con su serie de documentales El hombre y la tierra (1974-1981) o los documentales de naturaleza de la BBC británica.

El hombre y la tierra (1974-1981) de Félix Rodríguez de la Fuente despierta el espíritu ecologista. Naturaleza y cine en Cultugrafía
El hombre y la tierra (1974-1981) de Félix Rodríguez de la Fuente despierta el espíritu ecologista.

Ecologismo y reflexión sobre la naturaleza que se reflejan en esa época con películas como El oso (1988) Jean-Jacques Annaud o Gorilas en la niebla (1988), de Michael Apted. A su vez, otros títulos como Bailando con lobos (1990) de Kevin Costner o La misión (1986) de Roland Joffé -con la espectacular banda sonora de Morricone-, en la que aparece una nueva visión sobre los indígenas y su relación con la naturaleza. Años después, ya en los noventa y desde Japón, Estudio Ghibli y Hayao Miyazaki realizarían una oda al ecologismo y la naturaleza con La princesa Mononoke (1997).

El hambre de conocimiento y los contenidos de calidad en televisión crecen exponencialmente, y el ser humano se encuentra cada vez más seguro de sí mismo y de sus posibilidades, en lo que podríamos denominar como una época luminosa y aperturista.

La estética del cine de los ochenta

Películas como E.T. (1982) de Spielberg  y la importancia de respetar al diferente, la saga de Regreso al futuro (1985-1990) de Zemeckis o Los Goonies (1985) de Richard Donner y Gremlins (1984) de Joe Dante. Indiana Jones y el valor de la aventura, con valores humanos y sociales, o la explosión de los cómics de Marvel y DC, continúan alimentando el imaginario colectivo y llenándolo de historias con cultura, educación y marcados discursos morales y educativos.

Val Kilmer y Warwick Davis en Willow (1988) de Ron Howard.
Val Kilmer y Warwick Davis en Willow (1988) de Ron Howard.

También abundan la magia, los dragones y los brujos en películas como Conan el Bárbaro (1982) de John Milius, Willow (1988) de Ron Howard, La princesa prometida (1987) dirigida por Rob Reiner -basada en el libro de William Goldman (1973)– o Excalibur (1981) de John Boorman.

Dibujos animados como Caballeros del Zodiaco (1985-1990) o Sherlock Holmes (1984-1985) y los cómics de Tintín y Astérix desde Francia. También son destacables La bola de Cristal e Historias para no dormir (1966-1988) de Chicho Ibáñez Serrador en España, relacionadas con la transición y desarrollismo español.

La década también estuvo marcada por el inicio y posterior apogeo de los vídeos musicales, después del Video Killed the Radio Star (1979) de The Buggles, junto al Thriller (1983) de Michael Jackson como referentes y la música elegante y envolvente de grupos como U2, Metallica, The Cure, Roxy Music, Queen, Inxs, Dire Straits o Genesis.

Roxy Music representa a la perfección la estética elegante y voluptuosa de los años 80. Música, estética y Cine.
Roxy Music representa a la perfección la estética elegante y voluptuosa de los años 80.

Por otro lado, Wall Street o la posterior novela American Psycho (1991) y su adaptación cinematográfica, reflejan la denostada y peligrosa ambición de los tiburones financieros, y cómo la avaricia rompe el saco. Veremos tiempo después las consecuencias de toda esa soberbia, y de cómo el liberalismo de los 80 y ese sistema, basado en el egoísmo y la ambición sin límites, muere posteriormente de éxito.

La película que cambió nuestras vidas: El club de los poetas muertos

Y entonces, en 1989, llega El club de los poetas muertos, una película estadounidense escrita por Tom Schulman y dirigida por Peter Weir. Este largometraje nos cuenta la llegada de un profesor de literatura a un colegio americano, profesor que enseñará a sentir y valorar la poesía a sus alumnos, y también les transmitirá la importancia del Carpe Diem.

Cartel de El club de los poetas muertos. El profesor Keating. !Oh Capitán! !MI capitán! se convierte en el himno de una generación.
!Oh Capitán! !MI capitán! se convierte en el himno de una generación.

Buena fotografía, música y banda sonora, con Robin Williams en una de sus mejores interpretaciones. De trágico final, el largometraje nos enseña a ver la vida de otra forma, con el sentimiento poético de la existencia como principal hilo conductor. Final que puso contra las cuerdas a todo el sistema educativo conservador, y luego tanto a padres como hijos de toda una generación, que se vieron obligados a tomar decisiones, tal y como indica esta historia, en la encrucijada de dos caminos, uno idealista y otro materialista. Aquellos niños tomaron conciencia de sí mismos y vieron las distintas sendas marcadas por el profesor Keating para construir el futuro de una sociedad que tomaba ya por entonces nuevos rumbos. Todos esos procesos históricos y sociales finalizan precisamente en el 89, con la caída del telón de acero y el comienzo de una nueva época para Europa y el mundo.

Siglo XXI. La red social

La ampliación del campo de miras llega a su máximo apogeo con la creación y desarrollo de la red de comunicaciones llamada internet, ya en pleno siglo XXI, a lo que le siguen las redes sociales, plataformas como Youtube, buscadores como Google y la mejora constante en telecomunicaciones. Todo esto produce un cambio generalizado en la forma de comunicarse y relacionarse.

Arnol Schwenegger en Terminator (1984), de James Cameron.
Terminator (1984), de James Cameron.

La robótica y la inteligencia artificial sigue avanzando, como ya indicó Isaac Asimov, traspasando fronteras y empleándose en comercio, política, medicina, economía o periodismo. Wikipedia se convierte en la gran biblioteca del mundo, el ser humano  goza de una oportunidad única de comunicación y desarrollo, pero por otro lado llega el ciberterrorismo, el ciberacoso y las dudas existentes sobre la realidad virtual, es decir, el eterno lado oscuro de la ciencia y la tecnología, que al mismo tiempo aísla al ser humano, cautivo de su descubrimiento y que lo convierte de nuevo en víctima de sí mismo y de sus invenciones.

Crisis financiera y pandemia: una historia de supervivencia

El 11 de septiembre del año 2001, Nueva York y otras partes de Estados Unidos se despiertan con una serie de atentados. El sistema social y político que había cerrado el siglo XX en su máximo esplendor, se tambalea de la misma forma que aquellas Torres Gemelas, y eso produce una sensación de incertidumbre y desasosiego en toda la sociedad occidental.

Las partículas elementales (2002) de Michel Houellebecq
Las partículas elementales (2002) de Michel Houellebecq.

Todo se derrumba con la publicación de esa bomba de relojería llamada Las partículas elementales (2002) de Michel Houellebecq, que rompe totalmente la narrativa occidental y vislumbra el fututo del ser humano marcado por la soledad y el abandono. Pero gracias a una educación especial, basada en la imaginación y el conocimiento, a esas historias llenas de aventuras y de curiosidad infinita, aquellos niños de los años 80, con unos valores y principios consolidados, consiguen de alguna manera seguir adelante.

Inmune (2020), de Adam Manson, trata la mutación del coronavirus en un futuro distópico donde todo ha emporado. La cinta tuvo mala acogida por el público y la crítica y fue tachada de oportunista.
Inmune (2020), de Adam Manson, trata la mutación del coronavirus en un futuro distópico donde todo ha emporado. La cinta tuvo mala acogida por el público y la crítica y fue tachada de oportunista.

Luego llegó la crisis financiera en 2007, que expuso las debilidades y los peligros de la economía globalizada, y años después, la crisis sanitaria producida por el Covid-19 hasta ahora. Los nuevos peligros a los que se enfrenta el ser humano son la inestabilidad de empleo y de vivienda, la crisis energética, la desintegración de valores morales y familiares, y los problemas de salud físicos y psicológicos derivados de la pandemia.

Nuevos tiempos y futuro incierto

Los nuevos movimientos sociales indican cambios drásticos y únicos en el desarrollo político y humano, con la lucha contra el machismo, el racismo, la xenofobia y en definitiva, la igualdad de oportunidades entre todos los seres humanos como protagonista; además de la batalla perdida para evitar el cambio climático y de un revisionismo histórico y económico constante. Solo una capacidad de adaptación y de resiliencia impresionantes, han permitido sobrevivir a esa generación de catástrofes económicas, sanitarias y medioambientales, que queda todavía más quebrada con la llegada de las relaciones líquidas anunciada por el sociólogo Zygmunt Bauman, y las continúas denuncias a la sociedad de consumo por parte de Noam Chomsky. No es difícil banalizar todo, desde cualquier producto de consumo hasta las relaciones humanas.

Ahora solo queda saber qué le espera a esos niños que leían novelas de ciencia ficción y fantasía en su cama en los 80, y a los que el profesor Keating les enseñó a sentir la poesía y aprovechar su momento, a esa generación de los 80, que continúa enfrentándose a retos cada vez más exigentes, y que tanto ha sufrido, pero que nunca se ha rendido.

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