Monasterio de San Pedro de Siresa (Huesca). Fotografía: paula_gm (Flikr). Monasterio en que se ambienta la novela La Honor del Aragón.
Monasterio de San Pedro de Siresa (Huesca). Fotografía: paula_gm (Flikr).

La Honor del Aragón | Crítica literaria

«A comienzos del siglo XI, Jorge de Urdués, monje de San Pedro de Siresa, descubre entre los documentos de la rica biblioteca del monasterio un antiguo códice. En él aprenderá unas artes que le marcarán para el resto de sus días, arrastrándole a aventuras y peligros que como hombre de Dios destinado a la vida monástica, jamás hubiese esperado. Ese extraordinario conocimiento, unido a su oficio de cronista, harán que Jorge de Urdués sea testigo y notario de la transformación de la Honor del Aragón en el reino que siglos más tarde dominará el mundo. Su proximidad a Ramiro I, primer rey de Aragón, y los secretos aprendidos en el códice le conducirán a enfrentarse a las grandezas y miserias del ser humano, mientras es testigo del nacimiento del reino de Aragón». Grosso modo este vendría a ser el contenido de la obra de Víctor Alcalde Lapiedra, su sinopsis, por hablar con propiedad.

La Honor del Aragón (2021), de Víctor Alcalde Lapiedra. Crítica literaria en Cultugrafía
La Honor del Aragón (2021), de Víctor Alcalde Lapiedra.

Apuntes para el autor, Víctor Alcalde Lapiedra

Un escritor aragonés, buscamos aquí ofrecer algo de contexto previo a la entrada en materia, que ya llevaría a sus espaldas no pocos títulos como son: Los maestros de Castejón (2017); Memorias de Atilano Correas (2017); El cíngulo sagrado (2017); La hija del Azacán (2018); Los coyotes (2019); Las cuentas del reino (2020) y la propia La honor del Aragón (2021).

El uso y abuso de la nota al pie, excesiva e innecesaria, termina por caer en el tópico de la «exposición forzada». «Mira cuanto sé, mira cuanto sé», pareciera decir con cada nota al pie. «Se ha de saber lo inteligente que soy sin el más mínimo atisbo de duda». Eso tiene un nombre: pedantería, esnobismo.

Puede observarse también un palmario desconocimiento de los cánones de género, pues las mismas no hacen más que desambientar y sacar de la trama, obligándote a acudir constantemente a los márgenes del folio a leer una información que en nada ayuda al avance y/o progreso de la misma. Una información que el ávido lector, interesado en leer una historia, en ningún momento ha pedido, obstaculizando y entorpeciendo el avance por sus páginas.

Empero, de entre todo lo dicho, sea tal vez la «ruptura del pacto ficcional» el mayor de sus pecados. ¡No estás dando una Cátedra de Historia, tampoco escribiendo un ensayo, estás escribiendo una novela! Sencillamente, el lector no busca ser avasallado, ser ahogado por la riada que son los datos ofrecidos al buen tun-tun. No, Víctor Alcalde. El solucionador de una novela es, siempre fue, en primera instancia, contar una historia, hablando en plata: entretener. Y es que, a la vista de los hechos, estamos seguros de que el autor se sentiría más cómodo dando forma a un ensayo o impartiendo una Cátedra en Historia, ambos dos, a tenor de lo visto, quizá más afines a los fines pretendidos.

Orto-Tipografía y Estilo de La Honor del Aragón

Se observa, dicho sea de paso, un preocupante desconocimiento de los mínimos rudimentos orto-tipográficos. P.e.j.: desconocimiento en el uso de la cursiva, véase los extranjerismos: “scriptorium” (Pág. 5); desconocimiento en el uso de los guiones de diálogo; desconocimiento en el uso de las acotaciones; desconocimiento en el uso de los dos puntos, quedando el desconocimiento en el uso de la nota al pie como guinda del pastel.

Todo lo cual terminará inexorablemente por conducir a un desconocimiento de los mínimos rudimentos orto-tipográficos que, en el mejor de los casos, harán ver al escritor como un ser descuidado, apático, ora por no poner atención a su obra, ora por no dejarla en manos de un corrector editorial.

Pasemos, hecho el apunte orto-tipográfico, al de estilo, donde también se han podido observar una serie de carencias como son las redundancias innecesarias (así que dejo a vuestro criterio que decidáis qué conviene más a vuestra forma de pensar. (Pág. 2)); (Se encargaba de que no faltasen provisiones de alimentos), las cuales terminan por conducir al manuscrito en su conjunto a un empobrecimiento general; no es menos importante el espacio concedido a errores como el queísmo (Comenzaban a acusar la fatiga tras un largo rato con la mirada fija en los códices que copiaba. Tanto mi tutor como el propio fray Galindo me habían advertido que en esas situaciones…) así como la pobreza léxica (el más frecuente el que denominaban polvo rojo, algunos de ellos escasos y difíciles de conseguir. Una vez conseguida la mezcla adecuada, la guardaban…), ¡en este particular en apenas una línea!

Abuso de tópicos y de notas al pie de página

Cierra este apartado el uso y abuso de tópicos, lugares comunes y simplificaciones estereotipadas de la realidad: (Fray Prudencio y fray Lope tenían hábitos algo excéntricos. Según me explicó fray Erón, eso era frecuente en gentes que tenían un don especial para la creación artística), ofreciendo así un texto trillado y, por momentos, excesivamente cansino.

Vemos necesario hacer un alto en el camino para apuntar lo que sigue: planteamiento y desarrollo acaban por convertirse en un suplicio pues el autor, emperrado en ofrecer datos y más datos, termina por opacarlos con notas al pie de cuarto de página de extensión, tan farragosas como desagradables, convirtiendo así la experiencia en un auténtico suplicio lector.

Toda una lástima para un manuscrito que quizá, ya nunca lo sabremos, hubiera podido jactarse de ofrecer una trama interesante aderezada por unos personajes bien logrados quienes, gustosos, nos conducirían de la mano por ese intrincado laberinto que otrora fuese el nacimiento del reino de Aragón.

En conclusión: La honor del Aragón ofrece un relato un tanto desdibujado, ora por el uso y abuso de tópicos, lugares comunes y simplificaciones estereotipadas, ora por un palmario desconocimiento de los cánones de género, véase la «exposición forzada», terminando este último por convertirla, si se quiere, en una suerte de mal ejecutada y decadente Sakura (2019) de Matilde Asensi, quien, a diferencia de la aludida, supo plasmar un bello lienzo por medio de los ya citados cánones de género.

Sakura (2019), de Matilde Asensi. Crítica literaria en Cultugrafía, difusión cultural.
Sakura (2019), de Matilde Asensi.

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