Foto destacada del artículo de Cultugrafía. Some Living American Women (1972) de Mary Beth Edelson. Recreación de mujeres artistas en la última cena.
Some Living American Women (1972) de Mary Beth Edelson.

Narcisismo y obediencia ante el discurso patriarcal | La narrativa de Fanny Buitrago

El Hostigante Verano de los Dioses (1963), novela de la escritora barranquillera Fanny Buitrago, enfrenta a su lector con realidades cuestionables: el narcisismo y la obediencia, dos caras antagónicas que surgen dentro del discurso femenino en esta novela, como liberación ante el discurso opresor patriarcal. Para una interpretación de esto, se determinaron, en especial, las teorías de Kristeva (1987) sobre el diálogo y la funcionalidad de la palabra en la novela; el concepto de subcultura de Carmen Bustillo (2000), en relación con la literatura y los postulados sobre el barroco de la escritora Irlemar Chiampi.

portada del libro de Fanny Buitrago El hostigante verano de los dioses.

“Porque los labios de la ramera son como un panal que destila miel, y son más suaves que el aceite sus palabras. Pero sus dejos son amargos como ajenjos, y penetrantes como espada de dos filos”

(Proverbios).

Narcisismo y obediencia

Detalle rostro, Narciso (1594-1596), de Caravaggio. Ilustrado en “Narciso de Caravaggio, el retrato de un reflejo genial”. Análisis literario. Crítica literatura
Detalle rostro, Narciso (1594-1596), de Caravaggio.

Como es sabido, estos dos comportamientos, narcisismo: “término que proviene de Narciso, personaje del que todos se enamoraban a causa de su gran belleza, y que denota el amor excesivo a uno mismo” (Encarta, 2006) y obediencia:  “responder algo a la acción que sobre ello ejerce alguien o algo” (Espasa, 2000), se enfrentan en una actualidad posmoderna en la que predomina el placer como validación de “imaginarios culturales” en una colectividad, lo cual quiere decir que; si ambas formas conducen al placer, son aceptadas. El famoso “todo vale” que regenera la pluralidad de mensajes a que está sometido el habitante de este tiempo” (Bustillos, 2000, p.44).

Cabe señalar que, dentro de la novela, el valor del amor entra en crisis, en cuanto a la secuencialidad Amor-Sexo, pues el placer destrona el amor y corona al sexo, ya que este es proporcional a él. Al mismo tiempo abre las puertas a una nueva estética del gusto en la que todo (feo, bello, estúpido, inteligente, deforme) vale, “…amar es desear los defectos del ser amado y acostarse con ellos” (Buitrago, 1963, p.70), tergiversando todo amor folletinesco.

Los amantes (1928), de René Magritte. Una pareja con las cabezas tapadas se dan un beso
Los amantes (1928), de René Magritte.

Era extraño verle reír. En una de esas contadas ocasiones, Abia descubrió dos cosas: que Daniel carecía de todos los dientes delanteros y que estaba enamorándose de él. Me lo contó con bulliciosos aspavientos, sintiéndose derrotada y herida en su vanidad, pero feliz.

–Lo quiero tanto como a mis muñecas…¡más! Pero no tiene diente. ¡Isabel…! ¿Cómo va a morderme la lengua?

–…No lo quiero; lo amo; lo deseo y lo detesto a la vez ¡me resulta insoportable!

(Buitrago, 1963, p.44).

Todas las pasiones tienen los ojos incoloros

La cultura del placer no discrimina, “todas las pasiones tienen los ojos incoloros” (Íbid, 59); sin embargo, puede ser narcisista u obediente por quienes la practican. El primer sentimiento se puede encontrar en Abia; una mujer totalmente narcisista que se oculta en una aparente ingenuidad e inocencia; el segundo, en Hade, un personaje marginal que obedece al deseo y sufre por él, ella va a los hombres, mientras que en el caso de Abia, los hombres van a ella:

Abia, a quien siguen con fervorosa devoción, a pesar de que ella es una joven burguesa y alineada que sólo le interesa satisfacer sus propios deseos y caprichos. Es una muchacha absurdamente natural en sus comportamientos, hecho que atrae a los varones que la rodean, su conducta amoral queda matizada por su ingenuidad.

(Ibid, p.59).

La puta y la subversión del discurso hegemónico masculino

Las confesiones de Hade subvierten el modelo tradicional de la literatura femenina en una pugna constante con el discurso hegemónico masculino, para esto, el autor implícito recurre a imágenes retóricas populares como “la puta” que contradice todo ideal femenino como “ángel del hogar”; la parodia radica en una resemantización de literatura erótica:

Cumbres (2015), de Mónica Negrete. Una flor rosa.
Cumbres (2015), de Mónica Negrete.

“conjunto de obras literarias que tienen como argumento las relaciones amatorias desde una perspectiva sensual que alcanza en ocasiones terrenos escabrosos. Habitualmente utiliza un lenguaje menos directo que la pornografía, por lo que en los asuntos directamente sexuales recurre a términos metafóricos y eufemísticos, a desplazamientos metonímicos y a construcciones más elaboradas que enfatizan la carga erótica gracias al juego de la intermitencia de la que habla Roland Barthes (juego entre lo que se oculta y lo que asoma)”.

(Encarta, 2005).

El softporn en Fanny Buitrago

Como escritora posmoderna, Fanny Buitrago juega con la palabra y nivela a la alta cultura con la subcultura. Entre los géneros que transforman esto se encuentra la literatura erótica, que se mezcla ambiguamente con lo pornográfico, regurgitando una “soft porn” que maneja el discurso novelesco desde el interés puramente femenino. En otro de sus textos, Señora de miel (1993), también es notoria una narrativa que utiliza el lenguaje propio masculino, con intenciones netamente femeninas:

Luces y sombras (2013), de Mónica Negrete. Fotografía en blanco y negro. Crítica literaria en Cultugrafía, difusión cultural
Luces y sombras (2013), de Mónica Negrete.

–¿Puedo tocarte? Solamente un segundo… — y, sin esperar respuesta el hombre acarició delicadamente los senos de Teodora. –Hace meses que no le hago un polvo a mi mujer. Hoy mismo si tú quieres serán las mil y una noches…

Ella no encontraba palabras ni movimientos para huir del inesperado asedio. […].

–¡Aquí! ¡Aquí! Coloca tus manos sobre mi polla, señora de la miel… –rogaba arrebatado el hombre fornido. […].

–Madrid no es una ciudad andrógina como muchas otras. Madrid es una ciudad masculina y comienza con M de macho. Por sus barrios y calles circula la leche de la vida.

(Buitrago, 1963, p. 54 – 55).

Obediencia y narcisismo

Fanny Buitrago apuesta por una nueva estrategia que muestra a la mujer desvanecida y obediente, en un silencio estratégico; pero implícitamente dominante y narcisista que, sin saberlo, devora sin compasión a hombres en una especie de venganza generacional. Esto independiza de la opresión al discurso femenino, el cual es más espontáneo:

Retrato de Fanny Buitrago
Fanny Buitrago. Fuente: elmundo.com.

…Necesito sentirme bella y buena y que él me mire. Que me desee sólo una vez…una sola vez. Quiero que sea mío, e imaginar que Leo no intervino jamás en mi vida… Beden, casi puedo tocarlo; el rostro duro, la cicatriz, la sonrisa farsesca,  es el único hombre que me gustaría socavar con repetidas infidelidades y de quien me fascinaría depender como una esclava…!

(Íbid, p.60).

La revelación de lo íntimo en la obra de Fanny Buitrago

En el discurso de Hade lo íntimo se mezcla con lo público, que se puede entender como una confesión que afirma una posición antagónica del yo femenino, al expresar sus deseos, en un juego de dobles por medio de la palabra, que niega, desde el punto de vista romántico, al yo interior. En diálogos interiores, ella misma cuestiona su impotencia, permitiendo, a través de la palabra ambivalente,

“de la que es un espécimen la polémica interna oculta, que se caracteriza por la influencia activa, (es decir, modificante) de la palabra de otro sobre la palabra del autor. Es el escritor quien “habla”, pero está constantemente presente en el discurso extranjero de esa palabra que él deforma”

(Kristeva, 1987, p. 202).

que la escritora se burle del discurso tradicional referido al conservadurismo hegemónico establecido desde 1886 hasta 1930, vinculado al dominio de los valores señoriales y la vida cuasi monástica de las mujeres, quienes eran obligadas, según la orden patriarcal, a seguir los siguientes patrones literarios:

a) recurrir e implementar la llamada retórica de las “pobres mujercitas” b) literalizar el masoquismo, c) mostrar desprecio, vergüenza e inseguridad frente a su trabajo, d) producir imágenes de esclavitud, obediencia, sumisión, dependencia y personajes cuyo único objetivo vital es la maternidad, e) acogerse a ciertas convenciones literarias masculinas para buscar la aceptación, f) negarse a participar en la tarea de desordenar el mundo patriarcal a pesar de que su producción literaria se pudiera calificar de feminista”

(González, 1999).
Hausfrauen-küchenschürze "Amas de casa-delantal" (1975), de la fotógrafa austriaca Birgit Jürgenssen. Fuente: M arte y cultura visual. Feminismo. Difusión y crítica cultural
Hausfrauen-küchenschürze «Amas de casa-delantal» (1975), de la fotógrafa austriaca Birgit Jürgenssen. Fuente: M arte y cultura visual.

El ejemplo presentado a continuación realiza una parodia de la orden masoquista, matizado por el auto desprecio y auto negación:

Queridísima Hade – mi – misma Hade, qué miras con los ojos repintados desde el espejo, dejas deslizar una seda verde por los hombros morenos, y acabas de hacer el amor – mecánicamente – en la cama con Fernando. ¡Tú Tú… Que buscas artificialmente la satisfacción en el otro hermano. ¿Acaso no sabes que Beden y él son tan iguales que no se parecen en nada? Querida Hade, estás un tanto vencida, a pesar de tus veinte años y la presencia de la juventud, que te protege transitoriamente. El mercurio y el cristal marcan tu faz con pequeños senderos oscuros y marchitos.

(Buitrago, 1963, p. 60).

La negación como afirmación y sátira femenina

Esta inestabilidad recibida por el lector, aprueba una posición que ubica al conjunto femenino entre lo onírico y la obediencia heredada por las acostumbradas voluntades machistas (religión, política…); sin embargo, este desequilibrio de las “verdades” propuestas/negadas profesan una moral ambivalente de la negación como afirmación, en palabras de Kristeva, que hacen de la mujer un modelo que, ante la opresión y el fetichismo, se defina como ser de plena actualidad, moderno. Todos los valores establecidos por la lógica patriarcal son destronados por una nueva actitud que muestra el dominio de lo “femenino”, en posiciones que elevan el significado de libertad femenina a liberación sexual:

Es un lugar de calles estrechas y empolvadas, que cortan de repente o se alargan demasiado, imitando las fichas de un enorme rompecabezas. Las casas son amplias y ventiladas,… sus innumerables puentes se levantan como desafiantes e inmóviles. La población incluye a blancos, negros, mestizos y a uno que otro extranjero de raza amarilla. En su haber figuran 6 iglesias y 60 prostíbulos, una escuela pública. Dos colegios privados y los inevitables partidos políticos…

(Ibid. p.11-12)

La figura mitológica de la mujer en la escritura de Fanny Buitrago

«Este cronotopo vislumbra una interpretación axiológica de la degradación de la sociedad oficial, sus problemas morales y el conflicto que ha generado la modernidad, como un fenómeno que incita al caos; “la gran aldea” comenzaba a transformarse en un conglomerado heterogéneo y confuso, en el que se perdía poco a poco las posibilidades del control de la sociedad sobre cada uno de sus miembros, a medida que desaparecía la antigua relación directa de unos con otros”.

(Romero, 1999, p. 311).
Medusa con la cabeza de Perseo (2020), del escultor Luciano Garbati. La obra se relaciona con la batalla de las mujeres frente al acoso y la agresión sexual. Ligada al movimiento #MeToo Imagen: Michael M. Santiago, Getty Images. Crítica literaria de la obra de Fanny Buitrago
Medusa con la cabeza de Perseo (2020), del escultor Luciano Garbati. La obra se relaciona con la batalla de las mujeres frente al acoso y la agresión sexual. Ligada al movimiento #MeToo Imagen: Michael M. Santiago, Getty Images.

La extinción del amor obedece a lo que plantea Ramírez acerca de la desaparición de las relaciones de unos con otros, pues, los impulsos egoístas del yo crean un ser narcisista (narcisismo y redes sociales) que le interesa sólo sentirse deseado, más no desear, ello se convierte en un instrumento de dominio que le permite a la mujer hallar, desde la sexualidad, su identidad avasalladora. “Abia” es una imagen que optimiza la posición de las mujeres en la sociedad, ella descubre cómo dominar a un hombre, y trasgrede el poder de “los dioses”- hombres, a partir de caras que la muestran ideal ante los demás:

“…Abia es una niña delicada; con cuerpo de doce años, duro y grácil. Casi volátil, encantadora…nos usa, para su beneficio, con una inconciencia tal – que casi supera a la de Edna – (…) Esteban supo de ella por Yves, que la calificó de “animalito inofensivo”. Escucho los cometarios que se tejían a su alrededor y se forjó su imagen. La amó sin conocerla…”

(Buitrago, 1963, p.87).

Estas características presentes en los juegos dialógicos de los demás personajes, cuyas verdades no adquieren plenitud, sino un estilo burlesco que coordina la lectura, en la medida en que la honestidad del discurso de un personaje respecto al otro varía:

“la ironía subyace como estrategia de base del discurso, generándose en los intersticios de la “verdades” propuestas/negadas: no tanto porque unos testimonios se contradigan con otros sino por la “inteligencia” del organizador del texto – autor implícito – que enmascara los acontecimientos desde la convicción de los emisores ficticios…”

(Bustillos, 2000. P. 52).

La heroína emprende una lucha implícita por demostrar la hegemonía femenina, la consolidación de este sujeto, a partir de la reescritura de los mitos femíneos que abarcan desde la prehistoria hasta la actualidad, desde Eva hasta María, María Magdalena, Penélope, donde se establecen las genealogías femeninas como modelos de escritura que ostentan burla, ironía, parodia, y el desatado uso de lo sobreentendido, que obliga al lector a inferir ante lo no dicho por la ambivalencia de la palabra. En algunos párrafos como el citado a continuación, se presta atención a la figura mitológica de Eva y María, las que debilitan la imagen: macho – posesión sexual; que se desnuda en un discurso burlesco; y, que al contrario, muestra a la mujer (implícitamente) como una heroína sexual que martiriza el placer, utilizando un egoísmo o veneración propio disfrazado de inocencia:

Al volver, Abia dormía. Su respiración era regular, tranquila, segura. Se acostó a su lado, después de desnudarse, procurando no rozarla. Después tocó con timidez los cabellos, los senos pequeños y las caderas frías. Pensó que al poseerla ella lo amaría, <<Abia…¡Abia!>> la boca sin rouge, ronroneo como un gatico <<Humgggmm>> y las piernas suaves se enroscaron en las suyas. Pero no despertó, ni siquiera cuando la besó en la boca y trató de abrirle los muslos…la apretó contra sí, y se derrumbó, extenuado…

(Buitrago, 1963, p. 88).

Eva, una seductora del pecado, María, la venerada e intocable, dos figuras literarias que se fusionan para interrogar al lector así: “¿quién domina, el hombre o la mujer?”. Todo con el fin de destruir el canon a través de las múltiples interpretaciones que puede tener un texto como este, direccionadas a enaltecer el sexo femenino en medio del conjunto de valores sociales, culturales y morales predominantes, a los que la escritora se da a la tarea de destronar, ya sea siguiendo la misma lógica (literalmente) que aquí se entiende como obediencia o encerrando a sus personajes en su yo, exiliados, despreocupados por los demás – actitud narcisista.

Some Living American Women (1972) de Mary Beth Edelson. "Busca reivindicar a las mujeres artistas de su época, incorporándolas como si de los apóstoles se tratara. Pero que al mismo tiempo va más allá, cuestionando la sociedad marcada por la religión que ha sido la mejor portadora y conservadora de las ideas patriarcales" Fuente: La izquierda diario. Crítica literaria
Some Living American Women (1972) de Mary Beth Edelson. «Busca reivindicar a las mujeres artistas de su época, incorporándolas como si de los apóstoles se tratara. Pero que al mismo tiempo va más allá, cuestionando la sociedad marcada por la religión que ha sido la mejor portadora y conservadora de las ideas patriarcales» Fuente: La izquierda diario.

Fanny Buitrago realiza una panorámica discursiva y cronotópica de la evolución de la mujer; ella la que se aleja de las represiones y se enfrenta al mundo desde las mismas leyes impuestas por este. El diálogo de la novela diacroniza las normas patriarcales que limitaron la creación literaria femenina y con ello afirma, usando tal grado de ambivalencia, la posición libre de la mujer. 

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