Si hubo alguien que se enfrentó con todas sus fuerzas y hasta las últimas consecuencias a la injusticia, a la barbarie y la opresión desmedida del nacionalsocialismo de Adolf Hitler, ese fue, sin ninguna duda, Kurt Tucholsky. Y no solo se enfrentó, sino que también lo advirtió con numerosos escritos, algunos de ellos satíricos, años antes de la formación del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán.
Kurt Tucholsky fue uno de los hombres más influyentes de la Alemania de su tiempo. Eso molestaba, y mucho, a los mandatarios y a los dirigentes del recién creado partido alemán, y en especial a Joseph Goebbels, de nombre Paul, ministro de Propaganda Nazi, que no dudó en arremeter con carros, carretas, truenos y tempestades contra quien él consideraba por entonces el enemigo público número uno.

- Quema de libros, persecución y exilio.
- Kurt Tucholsky: un escritor satírico contra el nazismo.
- Entre la sátira y el compromiso social. La batalla perdida de un intelectual perseguido.
- El trágico destino de Kurt Tucholsky, escritor antinazi.
- El origen de El castillo de Gripsholm, obra maestra de la literatura del siglo XX.
- Análisis y resumen de El castillo de Gripsholm.
Quema de libros, persecución y exilio de Tucholsky por el nazismo
Tal y como le ocurriera a otros escritores como Johann Ludwig Tieck, Tucholsky se convirtió en el (casi) primer ciudadano alemán en ser vilipendiado, humillado y despojado de todos sus derechos. Eso ocurrió en 1933. Afortunadamente pudo huir y exiliarse en Suecia antes de ser detenido. Destruyeron su documento de identidad y se le prohibió la entrada en Alemania, vivo o muerto. Su nacionalidad por derecho de nacimiento le fue arrebatada. A continuación, se ordenó la quema de todos sus libros.
Es lo que mejor se les da a los bobos, radicales esperpénticos y demás seres de esa misma especie: quemar libros. No vaya a ser que quede constancia de los escritos que contienen. No vaya a ser que alguien en un futuro los encuentre y se dé cuenta de que gracias a sus palabras se puede pensar, decidir y actuar libremente. No vaya a ser…, en fin. Y todo en nombre de la moral y de la decencia. Así, por desgracia, se han cometido las peores atrocidades de la humanidad.

Epílogo
Muchos años después de la muerte de Kurt Tucholsky, concretamente desde 1985, la rama sueca de PEN International comenzó a otorgar el Premio Tucholsky, una subvención de 150.000 coronas suecas en memoria del autor, a un escritor o publicista perseguido, amenazado o exiliado. También hay un Premio Tucholsky de 3.000 € que otorga cada dos años, para obras literarias comprometidas y desde 1995, la Fundación Kurt Tucholsky.
Kurt Tucholsky: un escritor satírico contra el nazismo
Kurt Tucholsky (Berlín, 1890 – Suecia, 1935) fue un periodista y escritor de ascendencia judía, y un destacado intelectual de la antigüa república de Weimar. Autor satírico, en especial de ensayos políticos, dejó plasmadas en sus historias algunas de las críticas más polémicas y demoledoras que se hayan escrito en contra del nazismo.
En 1907 salieron a la luz sus primeras divulgaciones ideológicas, que quedaron plasmadas en diversas publicaciones de la época. Cinco años después se atrevió con un escrito en forma de libro: Rheinsberg, un pequeño cuaderno de 36 páginas en el que se intercalan poemas y canciones. En 1915 terminó su doctorado en derecho, y casi de manera inmediata fue reclutado como soldado de refuerzo en el frente oriental.

Tras finalizar la guerra, Tucholsky se convirtió en jefe de la Ulk, el suplemento satírico de la Berlín Tagesblatt. A partir de ahí comenzó a ganarse la vida como periodista independiente trabajando para algunos diarios y revistas, en los que ya publicaba todo tipo de ensayos políticos, en especial, satíricos y burlescos.
«Durante tres años y medio esquivé la guerra tanto como pude. (…) Usé todos los medios posibles para que no me pegaran un tiro y para no pegarlo. No usé los peores de los medios. Pero yo habría usado todos los medios, todos sin excepción, si me hubieran forzado a hacer algo así».
Kurt Tucholsky.
Entre la sátira y el compromiso social. La batalla perdida de un intelectual perseguido
Se divorció de su primera esposa en 1924 para contraer matrimonio con el gran amor de su vida, Mary Gerold. Sus ensayos continuaban triunfando, sin embargo, Un libro pirenaico, publicado en 1927 con el seudónimo de Peter Panter, no obtuvo demasiado éxito. Junto con John Heartfield publicó, en 1929, un texto político muy polémico: Alemania, Alemania sobre todo.
Congreso socialdemócrata (Sozialdemokratischer Parteitag), un poema sarcástico en el que el autor criticó la domesticación de los dirigentes del Partido Social Demócrata, salió a la luz en 1928. El poema incluía referencias a Robert Weismann (secretario de estado) y a Philipp Scheidemann (primer canciller de la República de Weimar). Ninguno de los dos salió bien parado.

El castillo de Gripsholm (1931) fue censurado por los nazis. Al año siguiente estrenó, en colaboración con Walter Hasenclever, la obra de teatro Christopher Kolumbus. Los mandatarios alemanes la retiraron de los escenarios después de dos representaciones. El 10 de mayo de 1933, por designio de Joseph Goebbels, se ordenó la quema de todas las obras de Kurt Tucholsky.
El trágico destino de Kurt Tucholsky, escritor antinazi
Sus libros fueron quemados públicamente en la infame acción contra el espíritu antialemán, que tuvo lugar en la plaza de la Ópera de Berlín, al grito de Goebbels:
«¡Contra la frivolidad y la insolencia! ¡Por el respeto y la veneración al inmortal espíritu del pueblo alemán! ¡Devorad, llamas, los libros de Kurt Tucholsky!»
Ese mismo año se divorció de su esposa, Mary Gerold, para protegerla de una posible persecución por parte del gobierno alemán. El 23 de agosto el nombre de Kurt Tucholsky apareció en la lista de los expatriados del país, retirándole la ciudadanía alemana. A partir de ahí, exiliado en Suecia, se sumió en el silencio convencido de que no era posible frenar las catástrofes con una máquina de escribir.

Kurt Tucholsky falleció en 1935, a causa de una sobredosis de somníferos (padecía una enfermedad degenerativa sin solución), en el hospital de Sahlgrenschen, en Gotemburgo (Suecia). En su testamento dejó a Mary Gerold, su gran amor, como única beneficiaria. Ella fue quien dirigió y publicó sus escritos póstumos, y quien se encargó de fundar el archivo literario del escritor.
El origen de El castillo de Gripsholm, obra maestra de la literatura del siglo XX
«Mariefried era una localidad pequeñísima a orillas del lago Mälar, un paisaje natural, tranquilo y apacible, con árboles y prados, campos y bosques, pero nadie había tomado nota de este lugar si no estuviera ubicado en él uno de los castillos más antiguos de Suecia: el castillo de Gripsholm»
El castillo de Gripsholm, que desde el principio resulta interesante, comienza con una cita de Theodor Storm:
«También sabemos atronar los campos con fanfarrias y bullicio colosal; pero en los claros días de mayo, cuando brotan las prímulas y trinan los tordos, preferimos el solemne caminar meditando callados a la vera del arroyo».

Continua con una serie de cartas que intercambiaron, entre el 8 y el 15 de junio de 1930, el editor, Ernst Rowohlt, y el autor, Kurt Tucholsky, en las que el primero pidió al segundo que escribiera algo fuera de lo establecido en sus contextos políticos habituales, a ser posible de tonos románticos y amorosos, que acabó del siguiente modo:
«Querido jefe Rowohlt: Con el 14% de ejemplares exentos de honorarios estoy seguro de que no se me va a ocurrir ninguna historia. No me pondré a escribir si no es del 12% para abajo… Le saludo cordialmente agitando mi sombrero en señal de despedida. Retomaremos esta conversación después de mis vacaciones. No se olvide del 12%. Con todos mis respetos, su fiel Tucholsky».
Análisis y resumen de El castillo de Gripsholm
Esta es una historia de amor cómplice, que cuenta los sucesos vividos por una pareja alemana durante unas vacaciones en Suecia, en los días que estuvieron alojados en El castillo de Gripsholm. Rodeados de un ambiente tranquilo y agradable, ambos personajes nos trasladarán, por momentos, a la época medieval, donde las mazmorras, los pasadizos secretos y las escaleras oscuras y siniestras nos acompañarán durante una parte del trayecto.
A mitad de camino
Entre paseos, paisajes idílicos y auroras boreales sus vacaciones darán un giro inesperado al cruzarse en su camino una de las niñas del internado de Läggesta, a la que llaman «la niña», y que les pedirá ayuda para escapar del infierno al que la tienen sometida. Poco a poco irán descubriendo que el lugar, en el que se alojan otras niñas alemanas, suecas y danesas, está dirigido por una mujer, la Adriani, que somete a las niñas a una disciplina aterradora.

«La darictora del internado es mala gente. La darictora pega a las niñas. Miedosas por ella. No es uno buena señora mujer esa de allí, pero no quiero decir nada malo. Comprendan ustedes. Señora alemana, pero no es uno bueno señora. Casa de locos mejor sitio que darictora»
El castillo de Gripsholm.
Última parte
La decisión de abordar la situación para intentar ayudar a la niña se verá entremezclada con la aparición de tres nuevos personajes: Karlchen y Jacopp, dos pintorescos amigos de la pareja, y Billie. Y así, entre descripciones exuberantes y bellos paisajes, el autor nos va rodeando con el cinismo con el que describe a la sociedad de su tiempo, desarraigando las formas y los modos y rematándolos, en ocasiones, con implicaciones eróticas y sexuales.
Kurt Tucholsky nos lleva a través de sus deseos, de sus palabras más personales, de su auténtico yo que clama por salir a la superficie tras un grito imperceptible. Dolor, emoción y placer, romanticismo e intriga metidos en un gran circo de arena representado por gladiadores, a los que acompañan una amarga crítica hacia la barbarie que reflejaba la Alemania de entonces, y un final, el de la niña, que no saben si podrán resolver.

En Zeno.org | Meine Bibliothek | están todos los escritos de Kurt Tucholsky, y una pequeña biografía sobre el autor (en alemán). Aquí podéis encontrar las obras que escribió con los seudónimos de Kaspar Hauser, Peter Panter, Theobald Tiger e Ignaz Wrobel.
Libro recomendado: El castillo de Gripsholm.
Libro recomendado: Kurl Tucholsky, entre el ayer y el mañana | Editado por Mary Gerold.
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